BIBLIOTECA AL FONDO

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domingo, 20 de mayo de 2012

Una aproximación a la fotografía de aves en vuelo

Revista Digital
Una aproximación a la fotografía de aves en vueloPublicado el 06/08/2008

La fotografía de aves en vuelo no tiene porqué ser un objetivo inalcanzable y, por difícil que pueda parecer a primera instancia, conseguir buenas imágenes de aves en vuelo es posible con un poco de práctica y teniendo en mente algunas consideraciones. La obtención de buenos resultados en este tipo de fotografía se basa en dos aspectos fundamentales: la habilidad motora y la habilidad técnica. Por un lado, en lo que a habilidad motora se refiere, es fundamental la rapidez de reflejos del fotógrafo, su capacidad para seguir a un ave en vuelo y para pulsar el botón de disparo de la cámara justo en el momento adecuado. Una excelente forma de entrenar y mejorar la habilidad motora es practicar en un lugar dónde haya vuelos frecuentes de aves que no sean muy rápidas, por ejemplo en las cercanías de un palomar, y usar un teleobjetivo de alcance medio para intentar seguirlas. Los teleobjetivos de distancia focal más alta suponen un desafío adicional debido al su reducido campo de visión y, por supuesto, a su mayor peso. Si el objetivo que se está usando es de tipo zoom lo mejor es enfocar al ave usando la distancia focal más corta para posteriormente hacer un zoom sobre ella manteniéndola enfocada.

Antes de pasar a tratar los aspectos relacionados con la habilidad técnica nos detendremos por un momento en el equipo. La fotografía de aves en vuelo se puede hacer usando un trípode o sosteniendo el equipo a pulso. Hacer fotografías sin el apoyo de un soporte mecánico permite tener supone una ventaja ya que permite una mayor libertad de movimientos por lo que es más sencillo enfocar y seguir al ave pero implica un esfuerzo importante por lo que exige de una buena fortaleza en los brazos. Esto es relativamente fácil cuando se usan teleobjetivos de longitud focal intermedia pero cuando se usa un objetivo más pesado como un 500mm o un 600mm la dificultad es mucho más alta. En este caso es, además, necesario usar una velocidad de obturación lo suficientemente alta como para contrarrestar la trepidación o movimiento se produce cuando sostenemos un equipo tan pesado (hablamos del orden de varios kilos) y, por supuesto, para detener el vuelo del ave. Sostener a pulso un equipo tan pesado es una actividad que, hasta las personas más fuertes, no pueden mantener más allá de unos minutos.



En este tipo de situaciones un trípode con una rótula adecuada es la solución ideal. Evidentemente, el trípode y la rótula han de ser capaces de sostener adecuadamente el peso de nuestro equipo y ser lo más ligeros posible. Las rótulas más adecuadas para fotografiar aves en vuelo son las de tipo “giroscopio” como la “Wimberley Head”, la “Wimberley Sidekick” o la “Mongoose”, ésta última mucho más ligera. Todas estas rótulas permiten movimientos suaves y precisos en los ejes horizontal y vertical, prácticamente sin esfuerzo alguno ya que la fricción es casi inexistente porque no hay necesidad de bloquear el equipo.

Como norma general, recomendamos el uso de un trípode pero para aves con patrones de vuelo erráticos o imprevisibles lo más adecuado es fotografiar a pulso durante cortos periodos de tiempo y descansar a intervalos, dejando el equipo sobre el trípode u otro apoyo. Para fotografiar a pulso con equipos pesados, además de una mano firme, es necesaria más coordinación que con un trípode y una velocidad de obturación más alta. La palma de la mano es un excelente apoyo para el collar del teleobjetivo.

Además de habilidad motriz necesitamos la habilidad técnica para lograr una exposición correcta con la velocidad de obturación adecuada. Cuando fotografiamos un sujeto estático siempre podemos recurrir a mirar el histograma y hacer los ajustes necesarios para el siguiente disparo pero cuando se trata de aves en vuelo sólo disponemos de una oportunidad para conseguir la exposición correcta. Para aves en vuelo recomendamos la exposición manual, compensando la exposición según exijan las circunstancias.

Pondremos la cámara en modo manual y haremos una medición sobre el cielo, a unos 30º sobre el horizonte, y en la misma dirección en la que esperamos fotografiar los vuelos (también podemos usar la hierba verde para tomar la lectura). Ajustamos la velocidad y el diafragma para asegurar una exposición correcta y añadiremos +1 EV (el exposímetro de la cámara indicara una sobreexposición de +1). De esta forma nos dará igual si el ave que queremos fotografiar pasa del cielo azul, a una zona de nubes o a las copas de los árboles. De esta forma obtendremos una exposición similar a ala que obtendríamos usando una carta de grises. La única consideración adicional es que la compensación de exposición ha de variar ligeramente en función de que el ave sea de color blanco (la compensación habrá de ser mayor) o de color negro (no necesitaremos tanta compensación). Si estamos fotografiando contra el sol será necesario añadir una mayor compensación de exposición ya que, de lo contrario, sólo obtendremos la silueta del ave.



Cuando fotografiamos aves que vuelan directamente sobre nuestra cabeza hay que tener en consideración que estamos fotografiando la parte sombreada del ave. En este caso habría que añadir +1 EV adicional, es decir, tendríamos una exposición base (la que obtenemos cuando medimos a unos 30ª sobre el horizonte) a la que añadiremos una compensación de exposición de +2 EV. Si el día está muy nublado necesitaremos una compensación de exposición de +3EV.



Generalmente intentaremos fotografiar con la luz a favor, es decir con el sol a nuestra espalda. Imaginemos por un momento que estamos en el centro de la esfera de un reloj, justo en el punto del que parte las agujas. El sol está a nuestra espalda, justo sobre el punto que marca las seis. La mejor zona para obtener una luz limpia y sin sombras duras es la que hay justo delante de nosotros, entre el punto que marca las once y la una. Mientras más temprano sea, más aumentan las posibilidades de encontrar una luz buena. Los días nublados, aunque requieren una mayor compensación de exposición, también producen resultados muy buenos ya que disminuyen mucho los contrastes y la presencia de sombras molestas.



Aunque es una cuestión de gustos, son mucho más interesantes las imágenes en las que las alas están totalmente levantadas o totalmente bajadas en comparación con las que tienen las alas medio plegadas o las que tienen las alas justo en mitad del batido y que ofrecen un perfil plano, poco atractivo.



Sin lugar a dudas, los vuelos más difíciles son aquellos en los que el ave vuela directamente hacia la cámara ya que ponen a prueba –a una dura prueba- el sistema de seguimiento del módulo de enfoque de la cámara. Esto se debe a que el sujeto se mueve muy rápido hacia el plano del sensor de la cámara y hasta el sistema de AF más robusto tiene problemas para mantener el sujeto enfocado. Para aumentar las posibilidades de conseguir un buen seguimiento del módulo de enfoque lo más aconsejable es pulsar repetidamente el botón que activa el enfoque mientras el ave se acerca. Esto facilitará las cosas un poco ya que así estaremos “re-adquiriendo” el enfoque constantemente.

Muchas buenas fotografías de vuelos dependen de las condiciones del viento. Si el viento sopla desde nuestra espalda tendremos más posibilidades de conseguir una buena imagen ya que las aves suelen aterrizar y despegar contra el viento por lo que su velocidad es menor y tendremos una visión de frente, mucho más interesante que la visión de espaldas. Si las condiciones del viento no son favorables, las posibilidades de obtener una buena imagen se reducen muchísimo.



También hay posibilidades de obtener buenas imágenes una vez que comienza a ponerse el sol aunque necesitaremos un flash y un “Better Beamer” o extensor de flash que incremente la distancia de alcance del flash. En estas condiciones hay que comenzar con una velocidad de obturación que sea el doble que la velocidad de sincronización de la cámara y usar el objetivo en su máxima apertura. Hay que controlar la exposición ajustando la ISO de forma que tengamos +1EV de sobreexposición. Por supuesto, hay que tener en cuenta que tendremos una diferencia de al menos +1EV si apuntamos hacia el este o hacia el oeste. Una vez que las condiciones de luz nos obligan a usar ISO 800 hay que comenzar a usar velocidades más lentas y es un buen momento para intentar conseguir fotografías de vuelos movidos que tiene gran plasticidad artística. Media hora después de la puesta de sol el objetivo ya no habrá luz suficiente para que el objetivo pueda enfocar y terminaremos la sesión.



Puntos a recordar:
Comenzar a enfocar el ave cuando aún se ve pequeña en el visor de la cámara y seguirla hasta que ocupe buena parte del fotograma
Si se está usando un zoom es mejor enfocar usando una distancia focal corta y una vez que se ha conseguido adquirir enfoque ya podemos pasar a una distancia focal más larga.
Mantener una mano sujetando y soportando el peso del objetivo.
Fotografiar durante las horas en las que la luz es más “dulce”, justo después de amanecer y justo antes del atardecer.
¿Dias nublados? Añade más compensación de exposición y podrás fotografiar durante todo el día.
Durante el seguimiento del ave pulsa repetidas veces el botón de AF.
Hay que intentar que los movimientos del objetivo cuando seguimos al ave sean lo más suave posible.
Y, lo más importante, diviértete!

Nota final: este artículo está basado en nuestra experiencia cuando usábamos Canon por lo que los valores de compensación de exposición indicados pueden ser diferentes para equipos de otras marcas.

Traducción: Juan Aragonés Espino
Ficha técnica de la Revista Digital
Título: Una aproximación a la fotografía de aves en vuelo
Autor: Fabiola Forns y Alfred Forns
FUENTE: http://www.miradanatural.es/revista.php?id=35

Un intento de foto de ave en vuelo:
Foto de un aguilucho tomada en la Reserva Oeste de Villa 20

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